Él es el sueño, sueño mío que no muere, que no muere ni se cansa, ni desgasta, ni desgasta mis frías ilusiones ya endurecidas, endurecidas por la arena de un reloj.
Y solo quiero imaginar que vuelvo a escuchar de tu boca lo que tus ojos me decían a gritos en medio del silencio. No quiero que el sonido se pierda de nuevo en la calle del olvido o en el eco del vacío, que encontró cuando caminaba por ese puente que hasta mi corazón llevaba e inundaba mi mente. Y cuando estas lejos de mi los minutos son como lluvia sin fin. Es poner más granos de arena al reloj, es tener una rosa, mas quitarle su dulce olor. Anaíro. Marzo, 2011
Estaba pensando en ustedes el otro día y en mi vida en el cole todos los 12 anos que pase ahi y quise dedicarles este par de ideas: "Quién soy yo para decirte que esto es bueno y eso es malo? Perfectamente nadie. Pero algo me dice que, por cada vez que una voz resuena exageradamente alta y aguda con palabras bonitas que parecen interesantes, palabras que atraen masas por su color y simpatía a todos, pero que al mismo tiempo susurran al inconsciente su banalidad e hipocresía; una voz bajita y desconocida pero llena de luz piensa dos veces antes de desnudarse al público. Porque, a pesar de que teme hacerse notar y contrastar esos colores vacíos, conoce la verdad. Que respeto les tengo a esas voces, por mas que la bulla las haga mantenerse mudas y silenciosas. No sabes a cuantos labios reprimidos por el miedo harías sonreír, por cada vez que te volvieras valiente por ellas y decidieras darle a tu voz y tus manos la misma fuerza de la que estan hechas tus ideas lumin...
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