Palabras

Palabras, palabras...
tan vacías cuando no correspondidas,
tan voluminosas cuando te encuentran...

Cuando te hallan a ti:
el deseado, el buscado, el que pide auxilio,
el que lo necesita y sus ojos lo piden a gritos
aunque tal vez sus palabras lo nieguen.

Palabras,
sordas y mudas que viajan sin dirección,
y es que no es culpa del correo que llega
a un buzón equivocado.
No es culpa de la carta,
sea ligera o pesada.

Pero sí que la es de aquel
que al lanzar la piedra esconde la mano luego,
y ésta cae a quien no conoce la gravedad.

Y es ahí entonces,
cuando nos hallamos en donde estamos.
Es ahí cuando un torbellino de ideas
utiliza la alineación de nuestras orejas como puente.
Para traspasarnos, de un lado al otro
sin dejar rastro alguno al partir.

Deberíamos ponerles una luz roja.
A ver si así al menos, porque la ley manda,
alguna de ellas decide retenerse entre los sesos,
por un momento quizás.

A ver si la justicia se disfraza de terno y corbata,
para parecer más grande que la misericordia.
A ver si los libros de abogacía se beben en copa
para parecer mas finos que el vino de Dios.
A ver si el globo ocular
necesita menos medida en sus lentes
que el alma de cualquiera de nosotros.

Pues divertido sería desafiarnos
y sacar las dudas,
para ver si miramos más transparente el agua
con los ojos cerrados que con cristales gruesos en las pupilas.
Para ver si el trueno llega más rápido que la luz del rayo,
o la luz de las palabras.

Luz que la sombras,
por no sentir su rayo en su piel gris,
creen que es un mito y un absurdo.
Un absurdo de los que,
ciegos,
ven mucho más que ellos.

De los que, sordos,
la palabra la tienen clara,
muy clara.
Incluso más que aquellos
que no saben morderse la lengua por un instante,
más que aquellos que tienen los tímpanos relucientes
y el escuchar caducado.

Anaíro.
2:41 am 28 de Marzo, 2014

Comentarios

Entradas populares de este blog

Amor, Amor... ¡Tú! ¡Sí tú!

Cambiando el mundo - Toma #1

Memories