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Mostrando entradas de agosto, 2014

El Último Esfuerzo de mi Imaginación

Te miro en mi recuerdo a escala de grises. Estás en mis fotos, y  tu retrato  colgado en las paredes de mi alma. Tu amor de niño aún, mirándome, desde todas las esquinas de esta habitación sin escondites. El reflejo de tu ausencia, que brilla en mis latidos. Se escurren. Pero te sostienen, se mantienen con vida, a pesar de que son años  desde la última vez que de ti los alimenté. Estás en el espacio, entre el sonido y mis entrañas. Entre mi vida y sus lagañas, y la línea que divide la luz de la sombra. Y te sigo, y te pienso, y resucito por la vida que te doy en mi soledad. Cristales de sal vueltos tierra entre mis pies... ¿Volverán a asomarse como azúcar? Porque no quiero que cicatricen mis heridas. Las quiero abiertas, hasta volver a encontrarte entre la sangre y mis huesos. Porque si cierran, sé que habrá sido en vano, y que no habrá sido más de un verano hasta hallarme de nuevo en tu ausencia y volver a buscarte sin salidas. Y hoy, igua...

Amor, Amor... ¡Tú! ¡Sí tú!

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El de la mirada imposible, y las cejas fuertes por donde quiero dejar que caminen mis dedos. El de los labios inyectados de ti con sabor a alma, con sabor a lo impalpable. El de la risa constante y la sonrisa de azúcar, que parece darlas gratis pero yo sé cuanto a ti te ha costado sostenerlas. ¡Tú! ¡Sí tú! El de mis sueños estrictamente curvos y mis realidades precisamente imperfectas. Tú, el de oro líquido enredado en mí, en ti, y en todos mis espacios. Sí Amor, a ti es a quien escribo y sigo, como ríos de tinta en papel rajado, en papel doblado, en papel quemado... Ríos que fluyen un día y otros, se desbordan por caudales quebradizos que más tarde se hacen nada, se evaporan y se vuelven soldados del viento. ¡Sí Amor, a ti te hablo! Aunque aquellos soldados que te digo huyan con mi voz en sus manos y hacia los cuatro rumbos corran. Y te eviten siempre a ti, mi quinta estación. El quinto pétalo de mi rosa de los vientos. Sí Amor...