En Otras Circunstancias

En otras circunstancias,
Estaría yo peinando tus cejas
Y tú, sonriéndome el alma.
Estaría yo acariciándote a suspiros
Y tú, también a mí con los labios.

Estaría yo en mi cama mientras miro al cielo
Transcribiendo en tinta negra y papel rojo
Pedazos de mi mente en desorden.
Construyendo a palabras
Eso que, en otras circunstancias,
Serían mis sueños, y los tuyos.
Palitos de madera, uno al otro,
Que creyeron ser castillos de plomo.

Y, en otras circunstancias,
Estaría yo contando los granitos de arena
A través de transparencias manchadas,
Esperando tu llegada en perfume,
Y tu dedo despertando mi ilusión
A campanazos de luz tras el umbral.

¿Quién diría, Dios Mío,
Que en otras circunstancias
Estaríamos entrecruzando los hilos,
Dando cuerda de oro al tiempo
Y recordando
Cómo nacimos y morimos
En lo que pudo
ser ese mismo parque?
Como el fénix,
Que de su polvo muerto, nace
 y al morir, a él regresa agonizante.

Cómo quisiera volver contigo a ese parque
En el que nunca estuvimos,
Para ver si de esta tierra que nos queda
Logramos brotar.
Y como quisiera también,
no tener que resignarme más
a que el insomnio escampe
Bajo estas circunstancias,
En las que me sobra julio y la impaciencia,
la caja llena bajo mi cama y el café de tu capucha.
El silencio en mi bolsillo, que un día fue tuyo.

Y así,
en otras circunstancias estaría yo
con la boca púrpura y cálida,
Y pajarillos de jabón en mi panza
Revoloteándome el recuerdo
De esa noche de veintiún estrellas.
Y tú, desde el norte tibio
a 100 distancias por hora subirías
directo hasta mi ventana nueve,
por la que, ya en estas
y no otras circunstancias,
 te invento en su reflejo,
y ya no basta imaginarte para tenerte.

Y si aún fueran esas mis circunstancias,
las espinas de hoy no existirían.
Ni el pétalo maldito de tu ausencia
Que a pesar de su veneno diario,
Lo bendigo a escondidas.
Y es que en el fondo yo sé
que ese olor de mis sesenta rosas
fue la fuerza divina para huir,
Para a cada circunstancia de esas,
dejarlas entre libros viejos.

Y como polvo blanco dejado al viento
Porque ya no le encuentras bien,
O como cordón atado al infierno
Del que quieres desnudarte,
fue ese amor tuyo, con paredes.
Que en otras circunstancias,
Sería todavía mi llave al Cielo.
Condenada en llamas, a la vez.

Y de esta y de esas formas,
En otras circunstancias
Estaría yo riendo en silencio
Por el cosquilleo en mis manos
no intencionado de tus yemas.
Y tú,
Aferrándote a mi vida,
Estarías dispuesto a soltar palabras
finas de tu lengua enredada
Que ingenuamente
 yo más tarde creería.

Y así,
En otras circunstancias,
Estaría yo sonriéndote los besos
Y tú, despeinándome el alma.

Anaíro.
18:28 h
21 de  Noviembre, 2014

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