Sin Banderas

Yo tengo dos espaldas
y no hay quien me enfrente
porque mi caos,
 mi verdad,
mi silueta indefinida
no tiene caras que dar.

No importa que tanto me les parezca
a los unos
o a los otros:
Nunca seré parte de ningún lugar.

No tengo tierra a la cual escapar
No tengo bandera ni himno
que cantarle a ningún libertador.
Con un ojo color cálido
y el otro de hielo,
A ninguna tierra se adaptan mis pisadas.
En ningún lugar encaja mi corazón
deforme.
Sin sentido
ni lógica alguna.
- Como dijo el ave que tanto amo
y cantó blanco esta mañana. -

La paz se me hunde
en lo profundo de esta tierra extraña.
En la cual me dan posada
Sólo si decido abrazar la sangre de mis rodillas
mientras beso su bandera.
Sus estrellas.

Sin respeto por mi intento fallido de equilibrio,
pezco sus respuestas almacenadas
lanzadas al azar.
Quieren convencerme de que saben
El paisaje distorsionado ante mis ojos.
De verdad creen que lo creo?
Quién podría dejármelo más claro:
No puedo ser blanca
como los blancos,
O negra como los negros. 

No tengo leyes que seguir
ni nadie que las invente
para mí.
Creí no necesitarlas.
mas me miro hoy pidiendo que existieran.
Y cuando llego a la entrada del portal,
Tan solo hay dos caminos estrechos
cerrados.
El uno jamás se cruzara con el otro.
Trato de adentrarme en él,
Pero me hallo en una esquina
entre palabras que ya no entiendo.
Y cuando intento aquel el otro,
Ese me guía hasta tierras que me contrarían.
No hay centro.
No hay dos piernas que equilibren mis sentidos.
No hay cuerda que mantenga mi pesado cuerpo
Distanciado del piso por mucho tiempo.
Solo hay dos hoyos de igual profundidad.
Izquierda o derecha.
Y para ambos lados
debo caer y golpearme el rostro.

Y así es como las placas de tierra
se separan una de la otra.
Poco a poco.
Un ano, dos.
Un siglo, tres.
Millones.
Hasta que al otro lado del mundo
en un momento chocan.
Explota la sangre del alma,
del cuerpo,
de la mente.
Y no habrá marcha atrás.
Será irremediablemente tarde
para curar
La sola raza humana que nos unía.
Coser la herida que separa a la piel en dos
y volverla lisa y una de nuevo.
Puedo sentirlo, como sal saturada en mi paladar.
Sabor reseco.
Se divide, se desintegra.

Y no hay nada peor que no tener refugio
Para guardarse cuando el latigazo llega.
Ahora me escondo entre paredes sordas
Que no dejan escapar mis demonios.
Y sus voces se pierden y se confunden
Con la ira y la constancia del tambor
que se escucha al otro lado de mi descontrol mojado.

Solo hay un cristal por donde huir, 
que me recuerda que aun sigo en este mundo;
paredes crudas distanciadas
apenas un metro una de la otra
e intento crear una huarida que me aisle de lo externo.
País de billetes, que asemejan al progreso,
me espera en unos momentos
Y es puntual.
Y de no serlo también,
me escupirá a las tierras infértiles de las que ayer broté.

Mundo que,
pacientemente,
espera a que sienta el dolor en mis dedos
y me canse de escribir.
Que me arda los ojos
para parar de llorar.
Que se me acabe la voz
para dejar de maldecir.
Que se me anormalice la mente
y pertenezca a lo que aquí llaman cultura.
Pura mentira, bendita sea!
Puros trastornos mentales
pacientemente
esperandome.

Se ríen en su interior, convencidos
de que me robarán la conciencia.
Esa que es tan amabale
y a veces
desearía que olvidara los modales.
Sólo lo suficiente
como para sangrar mis tímpanos
y dejarme escuchar.
Que me golpeara en el fondo hasta que mi alma despertase
aterrada,
pero lucida y atenta
a la podredumbre que me rodea.
Hazme sanarla y se tornala en vida!
O si no,
al menos déjame entender
que ya estamos comprados
y que este mundo es prestado.

Si este veneno aceptado por democracia
se llama modernismo
No me importaría fingir que pertenezco a otro milenio.
Otro planeta o universo.
Otro sistema.
Sistema que mientras más corre el tiempo
Nos enseña a corroernos por dentro.
Y la ciencia lo llama avance
y yo le culpo a ella
en público
aunque el alma sabe la verdadera historia
mejor que muchos libros.

Sistema que
nos convence y nos seduce
con la idea de
que podemos ser soles y nobles inmortales.
Que no hay otros mundos
Solo el “nuestro”.
La imposibilidad de pertenecer a otras órbitas.
Que lo único que sucede es nuestro cuerpo
Caminando en círculos y yendo hacia ningún lugar.
Mejor ni peor.
Nada mas asqueroso que no salir del pozo!
Simplemente ahí, con una vida grumosa y empegostada
Que repele el progreso humano.

Quién me dice que somos mejores que ayer.
Que mi alma y la tuya tienen menos mancha que cuando eramos inocentes.
Que el aire del que depende nuestro cuerpo cada día no esta más contaminado.
Que la locura sensata y la cordura creativa cada vez se parecen más.
Quién sera honesto para contestar
e inteligente para callar.
Nadie.
Y el silencio me absorbe, y por eso es que lo evito.
Con mi cabeza entre este par de notas
que vale la pena su peso y su precio
cuando me salvan de mi soledad salvaje.

La unica voz que escucho es la de hombres grises
Tratando de robarse hasta los nudos en mi estómago.
Lo que sobra de la cuerda en mi mente.
Y es que quieren que me sea normal su confusión mental,
El fenómeno natural que han querido darle nombre,
identidad,
respeto.
Respeto inmerecido que
quien los enfrente y recuerde su anomalía
es juzgado de tener falencias en su lógica.
Es perdonado sin haberse arrepentido.
Su incoherencia presiona al aire
tanto

hasta solidificarse en roca.

Anaíro.
15:48, 1 de Abril del 2015

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