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Ser Mujer sin ser Madre

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No importa qué razón le des a alguien acerca de tu decisión de no querer tener hijos —sea una respuesta indiferente hacia la maternidad, un statement de libertad, una lista de otras metas que quieres lograr en la vida, un trauma por tus progenitores, una rebelión, una respuesta insegura con la puerta abierta a cambiar de opinión; sea ser muy joven, muy grande, o estar en la edad perfecta para disfrutar de los avances de tu carrera, el amor de tu pareja en pleno brote, los viajes entre hermanas, las salidas con lxs amigxs más cercanos, la excitación de una nueva aventura interna o externa, o la más tranquila y bendecida soledad—, nunca falta la invalidante respuesta de la opinión no solicitada. En lugar de simplemente aceptar un NO a la maternidad como una de las tantas formas de vivir, siempre está la voz que contradice, la que te hace preguntas e indagaciones desde el escepticismo que no es lo mismo que la curiosidad. Uno pretende adentrarse en tu mundo, y el otro, juzgarte. Pienso en...

Vibraciones

Energía Luz solar Se reencarna la luz entre los átomos que vibran en una frecuencia En la tonalidad de mi nombre. Nunca la música y el Cielo habían estado tan cercanos Nunca mi garganta había dicho tanto con tan sólo un gemido Gemido azul, lila, verde pastel Que suena a calma y tiene el color de una voz en libertad Una voz en control de su felicidad Y sin límites de espacio ni de tiempo. Los dedos así mismo se me aceleran como hormiguitas Trabajando juntas hacia un mismo propósito Y para una misma monarquía Un tanto anarquista. Pero es que debe aprovecharse la eficiencia Que tantas veces se esfuma por meses y me deja cuestionando mi propósito en la vida. Y peor aún cuando la privacidad tiene un precio tan alto hoy en día Más fácil es pagar las deudas que las horas de solitud necesitadas por un espíritu libre pero                                            ...

Aeropuertos

El crujido de una bolsa con olor a frito. El contrapunteo de las voces mecánicas de los últimos llamados a los pasajeros ausentes. Las risotadas de dos mujeres espontáneas que mantienen la espera entretenida. La sala entre incontables dedos y pies fuera de sintonía, creando un coro ansioso de ticks nerviosos. El suspiro seco de los ojos privados de sueño. La respiración leve de los cuerpos de plomo clavados horizontalmente en lo que serían cuatro asientos, pero que a los viajantes agotados les parece la mejor de las camas tomando en cuenta que el suelo es la única opción restante. El cansancio le gana a su consideración e incluso al más básico nivel de paranoia, común entre los pasillos y salones de los aeropuertos. Las caras de pasaporte americano, los latidos cabalgantes de la sangre inmigrante, la coraza emocional de los que tienen los rasgos poco definidos y cuya existencia suele justificar la desmesurada cantidad de cámaras de seguridad escondidas. ...

Instrucciones para Respirar

Inhalar.  Exhalar.  Inhalar.  Pararse firme. Exhalar.  Relajar los músculos innombrables entre el cuello y los hombros.  Inhalar.  Olvidarse de la alarma del velador.  Exhalar. Desabotonarse el pantalón.  Inhalar.  Oler el pan tostándose desde el pasillo que conduce a la cocina.  Exhalar.  Diluir la velocidad acelerada de los propios prejuicios.  Inhalar.  Combinar el calendario y las horas en el preciso momento.  Exhalar.  Dejar que las piedras de la zona abdominal se vuelvan mariposas.  Inhalar.  Suavizar la mirada y entrecerrar los ojos ante las luces brillantes.  Exhalar.  Identificar los nudos que entrecortan la voz.  Inhalar.  Sentir el Qi fluir libre por las entrañas de la manzana de Adán.  Exhalar.  Dejar caer la manzana de Adán.  Inhalar.  Fijarme en el suelo como un árbol a través de raíces imaginarias que salen directamente de las plantas y los dedos de...

Hoy le encontré la luz al día

Quiero seguir capturando la belleza del cotidiano. Las manos de los poros de tierra seca De los artesanos y los agricultores Que son escultores Del barro. Quiero seguirle encontrando la luz al día. Hay mañanas en las que los suspiros me levantan de la cama Y cuando mi mirada se encuentra con la espesura de las nubes Mi espíritu se achica un poco Y no me dan ganas de acariciar los cielos. Pero hoy, hoy le encontré la luz al día Y me sentí perfectamente a gusto. Quiero seguir capturando la belleza del cotidiano. A veces, A veces qué? Tantas veces dudo de los garabatos semi-espiralados en mis dedos Y luego vuelvo a creer en quién soy El momento en el que veo mi rostro en la cara de la gente sin nombre, Esa que no tiene voz a mis oídos Y que nada más es otra célula en este gran sistema nervioso. Hoy le encontré la luz al día Y pienso Y sé Que todos somos luz. Y si todos somos luz entonces este es un país de ciegos. Paso a ...

Tercer Ojo

Me nace un bulto en la frente. Quiere abrirse el párpado central como una cortina de cine. Yo me callo la boca. Me muerdo los pensamientos que empiezan a sacar chispas desde las profundidades de un mar índigo y mil peces sin rostro. Me crecen pestañas en la mente. Curvas y danzantes en todas las direcciones. Me cuesta entender cómo pude haber vivido así: bajo la superficie vana de dos dimensiones quasi planas. Comienzo a percibir una luz que se desliza hacia abajo y me da vuelta las pupilas. Siento que un calorcito se derrite como la cera hirviendo de una vela que gotea lentamente desde el punto más alto de mi cráneo y me dilata la percepción de mi propia energía afuera del cuerpo en un plano astrofísico. Es nada más un instante en el que el tiempo se disuelve al estilo Dali y en el que el eje horizontal me borra el ego del mapa. El ojo entrecierra su párpado como un recién nacido y entiende el propósito universal de la creación. Puede ver. Está vivo. Latiente, con una vena ene...

Árbol Infértil

Es la longevidad fruto del árbol que se mantiene infértil? Ese árbol que, por no tener fruta que cargar, se mantiene florecido  y sus ramas se expanden con el horizonte sin jamás perder la ligereza ni el deseo de explorar cada estación, año tras año? Porque ese árbol extraño no tiene nada que perder cuando  su dolor o su locura le pertenecen a él y a ningún otro. No tiene cargas que se pudrirán en el calor si se acerca demasiado al sol, máximo una quemadura o dos de esas que se curan con sal y agua del chorro. Cargas que le podrían costar un brazo o dos si se volvieran muy pesadas, y esos brazos no los quiere arriesgar, pues son los que le permiten acariciar el cielo  y le mantienen lejos de la tierra dura y estática que le empuja hacia abajo. Ese árbol que decide ser infértil, pero vivir por todas las vidas que se ha ahorrado engendrar; ese que se deja amar por el viento y no le da miedo dejarse seducir por su voz, vibrar, moverse s...